Si jugáramos a la asociación de palabras y yo dijera “verano” muchos contestarían “mosquito” ¿verdad? y es que esos diminutos animales son una verdadera pesadilla para los humanos desde tiempos inmemoriales.
En Persia y Europa desde esos tiempos remotos se usaron plantas como la Pelitre o también llamada Crisantemo Pérsico o de Dalmacia, según su variedad, para ahuyentarlos.
Pyrethrum era su nombre botánico que posteriormente pasó a denominarse Chrysanthemum o Tanacetum. En la actualidad aun sigue usándose la flor de pelitre para el mismo fin, la mayor producción sale de Tasmania y Australia, aunque es significativa la de Tanzania y Ecuador.
Mis abuelos a principios del siglo XX en Querol, un pequeño y remoto pueblo de Catalunya, cultivaban pelitre. (En Internet he encontrado esta vieja foto de 1919 y no podría descartar que alguna de estas mujeres fueran de mi familia).
Después de recogerlo del campo, el paso siguiente era separar la cabeza de la flor del tallo, aun recuerdo el utensilio clavado en una esquina de la buhardilla de nuestra casa familiar, que se utilizaba para tal fin. Después se dejaban secar las flores
las vendían a una fábrica para elaborar insecticida, que se conseguía triturando las flores secas y mezclando el polvo con agua.
Nunca pensé que estas labores de mis antepasados me sirvieran para complementar una entrada en un blog sobre Japón, porque aunque hasta ahora no lo parezca, esto va de alguna manera sobre Japón. Sigamos…. Y aunque mis antepasados habían trabajado en la materia prima utilizada para el insecticida al que dedico esta entrada, nunca lo utilizamos en mi familia, por lo menos en este formato. Lo descubrí al entrar a formar parte de la familia de mi esposo, ellos si lo usaban, pero yo hasta hace poco no he descubierto que estaba compuesto por la pelitre que cultivaban mis abuelos y que encima se trata de un INVENTO JAPONÉS. Estoy hablando de los Katorisenkō que aquí conocemos por espiral mata mosquitos. ¿Lo habéis usado alguna vez?
Anteriormente a la década de 1890, en Japón mezclaban polvo de la flor seca de pelitre con serrín y lo ponían en un brasero, el humo resultante repelía a los mosquitos.
Eiichiro Ueyama, nacido en 1862 en la prefectura de Wakayama, era un hombre de negocios que contribuyó en gran manera al desarrollo del comercio nippon,
en 1890 ideó la manera de crear unas varitas como las de incienso, con el producto resultante de mezclar almidón, piel de naranja, mandarina y pelitre todo ello en polvo. Las varas tenían una duración máxima de 40 minutos y esto al final resultó poco tiempo, sobre todo para usarlo por la noche. Cinco años mas tarde y a iniciativa de su esposa, Yuki, se elaboró la misma fórmula pero con la masa mas larga y enrollada en espiral manualmente, pero hasta 1902 no dieron con la fórmula adecuada para una correcta combustión en espiral.
De producción manual hasta 1957, cuando fue introducida en su fábrica en Osaka una maquina de perforación que facilitó la producción a gran escala. Dainihon Jochuhun Co., Ltd. era el nombre de la empresa productora, empresa que en 1935 pasó a llamarse Dainihon Jochugiku Co., Ltd.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la compañía, es extendió por China y Tailandia, creando sucursales con gran éxito ya que su producto era fácil de usar y tenia un bajo costo. Actualmente otras empresas japonesas fabrican espirales anti mosquitos.
En el país donde nace el sol, suelen poner estas espirales en un recipiente de cerámica en forma de cerdito al que llaman Kayaributa,
por mas que he buscado no he encontrado la explicación a por que un cerdito y no otro animal. Aunque los tiempos cambian y en la actualidad hay más modelos de artilugios para colocar el Katorisenkō,
y en Japón también tienen las bonitas cajas metálicas de la marca Katori, que sirven de quemador,
en otros países siempre nos queda el ganchito metálico que viene en cada caja
y disfrutar de las 8 horas de protección que nos proporciona cada espiral.
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