Cuenta una leyenda urbana que en las tabernas japonesa de la antigüedad no ofrecían servilletas a los comensales y que las cortinas de la entrada eran para que se limpiaran las manos al salir, se decía que contra mas sucias estaban las cortinas mejor, eso indicaba la gran afluencia de clientes y calidad del local.
Conforme fui conociendo la cultura y quehacer del pueblo japonés menos me creía la historia de las cortinas de las tabernas, ahora os contaré que he averiguado sobre ellas.
Esas cortinas se llaman 暖簾 NOREN, tradicionalmente de algodón azul con kanji o dibujos blancos, adornan las entradas de tabernas, restaurantes, casas de te, baños públicos y todo tipo de comercios.
Aunque hay que decir que actualmente su funcionalidad es puramente estética y publicitaria, como mucho sirven para indicar si el local esta abierto al público o no, que en este caso están recogidas. Si es cierto que estas cortinas han estado tanto en comercios como en casas particulares o incluso en santuarios y templos desde siempre.
Para encontrar su origen nos hemos de remontar a tiempos muy remotos y como es usual en las cosas de hace tantos siglos existen varias versiones sobre su procedencia, aquí hoy os desarrollare dos de ellas.
Durante la Edad de Piedra, llamada en Japón periodo Jōmon, las construcciones estaban semi enterradas, para protegerlas del viento, la lluvia, el polvo, la luz del sol, etc…en la entrada se colocaban unas vallas confeccionadas con pastizales altos y grandes hojas.
Con el paso del tiempo y dentro del periodo Heian (794 a 1185) se reconvirtieron en una especie de cortinas, mas parecidas a las actuales.
Otra es la versión que afirma la japonologa brasileña Cristiane A. Sato, según ella su origen es religioso. Durante el período Yayoi (300 a.C. a 250 d.C.) la religión que se practicaba era la sintoísta, esta religión tiene como deidades tanto a seres de la naturaleza como a fenómenos naturales entre otros, así que podamos entender que el fuego era uno de sus dioses. Deidad muy importante ya que la vida dependía de ella, el fuego era necesario para casi todas las actividades, cocinar, iluminar, calentarse, protección ante los animales, etc…
Alrededor del fuego se formaron las primeras comunidades. El fuego alojado en el centro de las viviendas, al ser un dios, debía marcase como tal con la presencia de un shimenawa (cuerda trenzada de paja de arroz) como mandan los preceptos del shintoismo.
Seguro que habéis visto infinidad de fotos de árboles,
templos,
con esa cuerda, es por que nos indica que allí habita una deidad o también llamada kami.
Con el paso del tiempo las comunidades primitivas se convirtieron en agricultores, entonces las casas tuvieron que redistribuirse y el fuego ya no estaba solo en el centro de la casa, si no que también estaba en la nueva dependencia llamada cocina.
Bien sea cual sea su origen, la verdad es que primero hechas con productos vegetales
Según Cristiane A. Sato, recordando que las noren se habían convertido en amuletos, la finalidad de colocarlas en las entradas de los locales comerciales era para que al pasar el cliente, entre ellas, estas barrieran de su cabeza cualquier mal espíritu que llevara con el
Si se trataba de la noren en el hogar, la finalidad era la misma, evitar y limpiar los espíritus malignos.
En las entradas a cocinas, tanto de las casas particulares como de restaurantes y tabernas, el fin era el primitivo, evitar los incendios.
Sobre la decoración de estas cortinas he de decir que en un principio colocadas en lugares públicos, sus dibujos casi siempre en blanco, indicaban el producto o servicio que se ofrecía en el local donde estaba colocada.
Otros motivos muy habituales fueron y siguen siendo los símbolos de buena suerte como grullas, bambú, carpas, cigüeñas, etc…
Hoy en día se pueden encontrar con infinidad de diseños, habiéndose convertido también en un original subvenir.
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